lunes, 10 de agosto de 2009

el olvido, la muerte, la soledad.


NADA QUEDA
Todo era vano, alejado, incauto, yo me sentía atrapado, desesperado, tan frágil y pequeño como una gota sangre, antes tenia miedo, yo pensaba que si la gente me miraba, conocería mi alma, pero solo se fijaban en mi caminar, decían “mira camina como un jotito”; yo siempre me imaginé como una mariposa al vuelo, yendo mas allá de los cadáveres que eran mis sentimientos, mi ser había sido polvo, anoche me pareció un momento eterno, mi alma era nada, y Carlos solo tomó mi cuerpo inmóvil, solo carne contra carne, mi cuerpo había sido como un cadáver, mancillado… muerto. Parece tonto para mi o para el, saber que siempre que salíamos juntos y se encontraba a un amigo el me presentaba como su hijo, en la mañana como siempre, me llevó a almorzar, el cielo se veía triste, meditabundo, yo estaba atado a unas cadenas que ahora mas que nunca me eran imposibles de romper, algo me ataba a Carlos, el comía tan de prisa, como un animal nauseabundo, ¿donde había quedado aquel hombre que me protegería?, aquel que me ofreció algo mas, los vientos danzan en las mañanas, pero las alegrías corren de ellos.
-Carlos
-dime hijo
-¿hasta cuando?
-sigue comiendo,
-pero…
-calla
Vi sus ojos, había olvidado esas eternas perlas, nacaradas por el tiempo, tan hermosas, espontáneas, pero ahora sus ojos eran oscuros, tétricos, callados.
-Carlos, ya no
-lo se
Las calles ocultaban su pudor con la nevada silenciosa y marchita que había derramado el cielo en un acto de nobleza. Yo me levanté de la mesa, el me siguió dominado por un impulso sórdido y cruel. Caminé desolado, enfermo, con una herida cruel, con un frio que me congelaba el alma y con el silencio avanzando, en una mañana callada, dolida.... estaba tan cansado, me senté en una banca tibia, miré el lago elegante, intangible y pronto llegó la tarde con un crepúsculo adormecido, metamorfosis del alba y el ocaso, la noche canta, ahora los vientos nocturnos bailan a la par de la tristeza, el cielo me regala de nuevo la nieve, es como si quisiera acariciarme, pero las caricias mueren, se marchitan, Carlos aparece a lo lejos, es semejante a un anciano.
-espera.-me dijo
-¡no!
- ¡si te vas moriré!
-¿que quieres que haga?, no puedo soportarlo
- déjame amarte
- no puedo soportar que llegues a tu casa, mires a tu esposa como si nada pasara, no soporto que tu hijo se apenas unos años mas grande que yo, es como si yo estuviera maldito, como si no valiera nada
-todo cambiará
-¿Cómo?
-no se, pero cambiare, será distinto, sabes que eres todo para mi.-acarició mi mejilla, giré la cabeza
- tus manos se han vuelto cadavéricas y tus ojos se han cansado de mirarme.
- ¿y que me dices tu?, tu piel parece de pergamino, tus manos ya no danzan, tus caderas se han calmado, y tus ojos se tornaron rojos,
- es cierto, pero es que tu silencio ha sido cada vez mas brutal y mis ojos son rojos porque me tengo que drogar todas las noches que estamos juntos para no sentir repugnancia de tu cuerpo decadente.
Una lágrima asesina cayó de mi mejilla. Él guardó silencio, me miró amenazante.
-vete.-me dijo
Mi lágrima era sangre, era una gota pequeña, inverosímil, tibia; caía en la nieve, se cristalizaba en el silencio, yo me alejé, y a lo lejos vi a Carlos desplomándose sobre la nieve, arropado por la sabana blanca de una tierra infinita, ¿como decirle que lo amaba si ahora él era silencio?… ¿como decirle que el silencio me seduce?, me invita, ¿como decirle que la muerte es infinita?, como decirle que es… nada, callado, frio, muerto, como decirle que en este mundo desolado nada queda tras el olvido, el amor, el silencio, solo la muerte.

sábado, 8 de agosto de 2009



¿QUIERES ACOSTARTE CONMIGO?

Extraño, místico, bello, faltarían palabras para describirlo, sentado en los confines del vicio, creando formas abismales de su cigarrillo, la noche era nublada cuando lo conocí, mirando al infinito, coqueteando con el tiempo, respirando la danza de los aromas, me acerqué, me miró.
- Puedo sentarme.-le dije
- Nada te lo impide o no.- respondió
Me senté junto a el, pero parecía que estábamos tan lejos, recordé aquella ocasión que lo vi por primera vez, dulce, inaccesible, una deidad, lo había seguido dentro de los laberintos que me otorgaba su vida, el caminaba haciendo gala de su intenso ser por entre los cuerpos que expiraba una ciudad de muertos, y aquella noche sentado junto a el, me atreví a hablarle, ¿que podía pasar?, quizás nada, yo era un hombre maduro y veía exhorto la magnificencia de la sensualidad llevada hasta lo divino en un adolescente delicado como el era la imagen del mismo Apolo, lo volví a mirar.
- tienes fuego.- dije al tiempo que mostraba mi cigarrillo
- toma.- me acercó su encendedor
- Gracias.-dije.- yo soy Ulises, como te llamas
- Miguel Ángel
- Hermoso nombre, tanto como lo eres tu
Miguel me miró, sonrió sarcásticamente y lo miré infinitamente
- Eres ridículo.-me dijo
Yo torné mi mirada hacia el suelo, me sentí vacio, dolido, sabía que aquellas palabras filosas que salían de sus tenues labios eran verdad, me levanté
- nunca dije que no me gustabas, solo que te veías ridículo
Me volví a sentar en la acera donde estábamos sentados, el lugar era una claro de luna en una noche serena, fría, el bosque espeso de las casas hacían mas fácil nuestra plática, estábamos afuera de aquel antro, podía sofocarme el humo, las personas, pero la belleza de aquel joven hacia que todo se tornara tan suave como las nubes en verano
- porque piensas que soy ridículo.-dije
- y lo preguntas.-sonrió.- ¿cuantos años tienes? treinta y cinco, cuarenta.
- para el amor no hay edad
- ¿amor?- me miró asombrado.- ¿acaso te enamoraste de mi?
- tendría eso algo de malo.-respondí
- no, pero la mayoría de los hombres como tu solo quieren sexo
- ¿cual es la diferencia?
- el dinero cariño, el dinero.- me dijo
- quizás la diferencia es que en el amor se paga mas
- tienes razón, además de se atractivo, ¿quieres acostarte conmigo?
Me quedé perplejo, ¿sexo con un jovencito?
- no se.-dije
- Eres el primero que lo tiene que pensar
- eres un niño
- lo ves, eres ridículo, tu fuiste el que me siguió
- es que, no se.-dije titubeando
Me hizo una seña de que me callara y me tomó de la mano, caminamos lento, perdonando al tiempo, nos metimos a un hotel, pidió una habitación, subimos la escaleras, entramos al cuarto y el aun sin soltarme la mano me condujo hasta la cama, nos sentamos en aquel mar de sabanas, el se recostó, y me dio un condón.
- vamos, has lo que viniste a hacer.
- No así
- que es lo que te preocupa, mírame.- se desnudó y me mostró su cuerpo perfecto y definido.- que esperas
- ahora tu te ves ridículo.- le dije
Me dio un golpe, le robé un beso suave
- ¿porque no eres como los demás? -preguntó
- porque tu no eres como los demás jovencitos
Nos acariciamos una y otra vez, fundiendo nuestros cuerpos en aquel mar blanco de sabanas y de mieles de amor, cada que deslizaba mis caricias por aquel cuerpo, era como sentir el ser de los ángeles, mi amor excelso se volvía real, sus manos suaves y delicadas se encontraron con mis labios tantas veces como tantas estrellas se pueden contar, sus ojos claros que me evitaban, se encontraron con mi mirada en incontables momentos, después de casi una vida, amaneció, vi sus labios de miel, su cabello dorado, sus mejillas color de la aurora, sus cuerpo impávido, desnudo vivo, su miembro elegante y altivo, poco a poco ese jovencito despertó de aquel placer onírico en el que se encontraba inmerso, sonrió y se vistió.
- descansa.- me dijo
Se vistió y salió en completo silencio, no sin antes susurrarme algo al oído y tomar algo de dinero de mi bolsillo, desde aquel día, seguí las instrucciones que me había murmurado, todos los viernes yo dejaba una rosa color carmín en la entrada de su casa, entonces el tomaba la rosa, y en la noche iba a mi casa, cenábamos y nos entregábamos a las pasiones de nuestros cuerpos, los que antes eran cadáveres ahora adquirían vida, a la mañana siguiente el dejaba la rosa sobre la cama, tomaba algo de dinero y se alejaba de mi lado, continuamos con el mismo ritual por casi seis meses hasta que una noche dejó de ir y así la noche siguiente, yo no lo llamé, ni lo busqué, me hice a la idea que el no volvería, pasaron algunos años eternos y distantes, y entonces, una tarde, vi un cuerpo desnudo, dolido, frio, era casi un cadáver, era el, era miguel Ángel, lo cubrí con el abrigo de mis brazos y lo llevé a mi casa.
- gracias.- me dijo, el se veía muy viejo, acabado y golpeado, vi que tenia sangre en las manos
- que te ha pasado
-no quiero hablar de eso, pero ¿quieres acostarte conmigo?
- ¡no!, mírate, estas deshecho y lo primero que me dices es si quiero acostarme contigo
- por favor, hazlo,
- porque insistes.-le reproché
- fuiste el primero que no me lo pidió, el primero que trató de amarme, yo te quiero pagar
- ya hubiera llegado otro, tu no tienes que pagarme así, yo te amo aun sin sexo
-¿quieres saber que me pasó?
Me indicó que guardara silencio y me llevó a un pequeño bosque situado a pocos metros de mi casa, era un bello jardín de jacarandas, con formas tan sensuales como lo era ese joven, a pocos metros del jardín, estaba el cuerpo sin vida de un hombre maduro.
- que ocurrió, quien es el
- mi padrastro, el era frio, ni siquiera me notaba, manteníamos un silencio absoluto, el marcaba su distancia y yo la mía.
Cuando alcancé a ver, el ojo de Miguel estaba lastimado, en blanco
-veo que has notado mi defecto, entiendo si sientes repugnancia
- ¿como podría sentir algo así? -dije mientras le acariciaba la mejilla
- Un día mi padrastro vio que tu dejabas la rosa, luego me vio y me siguió, vio nuestros cuerpos fundidos en un solo ser y todos los viernes me traía a este lugar y me daba embestidas infernales como las de un toro, el fingía ser tu, lo soporté porque me amenazó con lastimarte a ti y a mi madre, pero hace unos días, ella murió, ese imbécil que ves ahí la mató, también la lastimaba ferozmente, entonces tomé un cuchillo, intenté matarlo, pero el me lo arrebató y me cortó el ojo, luego le pegue y le quité el cuchillo, entonces lo maté.
- ya no se quien eres.-le dije.- porque aceptaste ser violado por ese tipo
- por miedo.-me dijo
Entonces le escupí y me miró absorto.
- creo que los dos nos vemos ridículos ahora.-continuó.- no es así.
-me voy, no me busques, yo te busqué solo porque quería acostarme contigo
- espera
Yo voltee y el me apuñaló en el estómago
-que se siente tener miedo, que se siente ser usado como un objeto.-me dijo al momento que me besaba.
Lo miré como la primera vez, el de nuevo era ufano, engreído, yo era solo hombre desolado, dormido en mi propia imaginación, caía lentamente sobre la hojarasca, entonces escuché los misterios del mundo, miré a un pequeño que había sido solo un objeto de placer, respiré el delirio del momento, saboree el asesinato, y sentí el amor a flor de piel, viviendo, muriendo, disfrutando de una vida que sucumbía ante los sueños de un amor de juventud.

viernes, 7 de agosto de 2009

Rubí

aqui les dejo otro de mis delirios post mortem:), la foto es de gael garcia en sahara, me gusto mucho esa peli la vi dos veces, la mala educacion ta chingona veanla.xD


RUBÍ
- ¡con ustedes, la única, la grandiosa Rubí!
La noche era profunda y misteriosa tanto como aquella señorita, era la verdadera identidad de Juan, aquel joven dulce y misterioso que andaba solitario en la escuela, era diferente, parecía que tan fúnebre, en silencio, callado, pero cuando llegaba la noche, su pose, su mascara revelaba una verdadera mujer,
- el hombre que yo amo sabe que lo amo, me toma en sus brazos y se me olvida todo…
Era una cancion de Monica Naranjo, quedé embriagado con su mirada, su pose, sus ojos, aquellos ojos nocturnos, su abanico cubría su rostro, pero yo sabía que eran los mismos ojos de Juan, Rubí, hermosa, cándida como Venus, caminó por entre las mesas, sofocándome hasta el placer con sus miradas altivas, encantadoras, yo la miré, caminó hacia mi, descubrió su rostro, acarició mi mejilla, quería derretirme, ella se alejó, la busqué, fui detrás del escenario y la vi maravillosa, espléndida
-hola.-me dijo suavemente.
-hola, soy Raúl.
- ya nos conocemos
-si, creo que si
- y que te trae por aquí.
-tu
Ella guardo silencio y sonrio
Esa noche salimos a mirar las estrellas
-sabes.-le dije.-tu eres como la noche, profunda y misteriosa
-pues sabes, tu me has gustado desde el momento en que te vi
Bajo la mirada eterna de la noche, vi su cuerpo a la luz de la luna, metamorfosis de lo sacro y lo pagano, mieles prohibidas, enervantes
-tómame
La noche delicada, tanto como aquella dulce princesa, la vi dormir, por un momento pensé que había muerto, pero su suave respiración me confirmó que mis sospechas no eran verdad, la noche murmuraba algo a lo lejos, a lo lejos, después de unos días en la escuela lo vi, preferiría que aquella noche el hubiera muerto, ya que cuando lo vi, parecía un fantasma, un rostro mas de mi dulce rubí.

El primero de varios




ola, quiero empezar a mostrarles parte de los delirios de un poeta, la poesia es el vicio del alma, en este blog podran ver parte de mi vida, relatos, poesia, un poco de mi locura, nunca podre detenerme porque cuando el hombre se detiene muere, les dejo el siguiente relato, espero que les guste.




SUEÑO ETERNO

El murmullo de la gente era estrepitoso, los sonidos eran como truenos saliendo de las bocas de aquellas personas vacías y robotizadas, sus miradas parecían querer ver a través del cuerpo elegante de Grecia, pero la miraban con desprecio, la hacían sentir un objeto, era escoria, pero nadie se atrevía a decírselo, cada minuto era doloroso, la angustia seducía a su corazón y el miedo danzaba junto a su alma, ella sentía que estaba en un precipicio profundo, tan obscuro como lo era la bóveda estrellada.
-vámonos.-dijo Grecia.
-¡no!-respondió Venus
-debo de irme, pero no te puedo dejar aquí sola
Una mañana las cosas guardaron silencio, Grecia miró a su amada, Grecia decía que Venus era una dulce princesa volátil, con el alma enajenada de amor, decía que sus cabellos eran profundos y serenos como la noche, que sus ojos eran dos luceros, su frente de marfil, sus manos como dos aves al viento, sus caderas silenciosas y misteriosas como la marea, su piel de leche y miel, sus pechos como dos montes sinuosos y eternos, que las rosas envidiarían la textura de sus labios y que la tenia una trémula voz mas enervante que el cause de un rio cansado.
-te amo.-dijo Grecia y sus besos tocaron el alma de Venus, ella guardó silencio
-dime algo.-replicó Grecia.- tu silencio me asesina, debemos irnos
Venus recargó su cabeza en el regazo de Grecia, las cosas seguían mudas como cuando viene la tormenta… la puerta se abrió, una mujer entró, era tan gorda que apenas podía moverse, estaba agitada, los ojos parecían desorbitársele.
-Hasta aquí llegaron putas.-dijo la señora
Aquella mujer abrió una pequeña caja, una sombra amarga salía de ahí, en los ojos de Grecia y Venus había valentía, entereza, silencio, la otra mujer parecía un pequeño animal, su cuerpo transpiraba miedo, la sombra entró en los cuerpos de aquellas amantes, la sombra avanzó por sus almas, destruyendo cada sentimiento y anhelo que ellas guardaban con tanto recelo, la sombra volvió a la caja, la mujer gorda se alejó, y ahí quedaron los cuerpos de Venus y Grecia, un hilo negro caía por sus bocas, sus almas habían sido mancilladas, pero sus cuerpos inertes quedaron unidos, tomadas de la mano, aceptando la muerte como el precio de un toxico amor que terminaría por destruirlas en un mundo seco y callado.

Céfiro-efebo@hotmail.com